Los contenedores de reciclaje

— Buenos días —nos dijo la señorita Rosa—:  éstos son los nuevos contenedores de reciclaje de la clase. Cuando estén llenos, los llevaremos al Punto de reciclaje de la escuela.
Toni lavó un montón de frascos de vidrio y los depositó en el contenedor del vidrio. Matilde trajo de casa todos los diarios viejos que tenía. Iván pidió a sus vecinos todas las latas (de refresco) vacías que tenían y las llevó a la escuela. María recogió cartón… Y así, cada compañero de clase colaboró trayendo alguna cosa para los contenedores de reciclaje.
Tres días después, los contenedores ya estaban llenos.
—Pablo, Laura, llevad los tres contenedores hasta el punto de reciclaje, por favor. —dijo la señorita Rosa un poco antes de salir— Mañana los vaciaremos.

Una hora más tarde, la señorita Marta pasó por delante de los contenedores y vio unos frascos de vidrio muy limpios. “Estos frascos me irían muy bien para la sala de Plástica”, pensó.
Al cabo de un rato, la señorita Carmen vio las latas de refresco y pensó: “Esto es lo que necesitamos para el proyecto de ciencias”.
Al pasar la señorita Mercedes y ver el contenedor de papel dijo:
—¡Diarios viejos! ¡Es fantástico! Ahora ya podré hacer pasta de papel.
—Me irían muy bien los tubos de cartón para la próxima sesión de Inglés con los de sexto —dijo el profesor Jaime, viendo como sobresalían del contenedor.
La mañana siguiente, cuando llegaron a la escuela, todos los niños y niñas se llevaron una sorpresa: ¡los tres contenedores de reciclaje estaban vacíos!
—¡Es increíble! —exclamó la señorita Rosa—. Pero, ¿qué ha pasado con todas nuestras cosas? Vaya, ¡parece que tendremos que empezar de nuevo!